La autora se enfrenta a la prueba de fuego con su segunda obra
En la historia se observa el proceso de creación de la literata
La escritora leridana Núria Añó, presentó ayer en LA MAÑANA su segunda novela L'escriptora morta.
Añó, empezó en el mundo de la literatura a los 17 años escribiendo dentro de volúmenes colectivos como Dones i Literatura a Lleida (1997) o Estrenes (2005). Ha ganado el XVIII Premi Joan Fuster de Narrativa Ciutat d'Almenara y con su primera novela Els nens de l'Elisa ha sido tercera finalista del XXIV Premi de les Lletres Catalanes Ramon Llull, convocado por la editorial Planeta.
En L'escriptora morta, Añó explica que es una novela que se puede dividir en dos partes, y que de alguna manera es una novela dentro de otra.
Por otro lado, está repleta de fragmentos de cuatro personajes que realmente acaparan más interés que el argumento.
Hay que comentar que ninguno de los protagonistas destaca más que otro y que explican lo que les va sucediendo a lo largo de siete días.
Por otra parte vemos la historia de una escritora que está escribiendo una novela biográfica sobre una parte importante de su pasado y después de haber escrito ficción, se enfrenta a su primer relato verídico.
La historia empieza cuando la hija de la escritora, que ha crecido sin la figura paterna, encuentra una fotografía de su padre y empieza a tener la sensación de que le gustaría conocerlo, un poco porque las cosas no le van muy bien y piensa que su padre tiene el secreto para arreglarlas.
El tercer personaje es el novio de la hija, un joven que trabaja en una fábrica y el único sueño que tiene es que le asciendan en la empresa, siendo un poco un personaje perdedor pero que está a la espera de que su suerte cambie. Y el cuarto personaje corresponde a la hermana del novio, una chica de 15 años bastante incomprendida y que empieza a sentir el menosprecio de la gente cercana, hasta que un día se obsesiona con un chico y no ve nada más.
Según comenta Núria Añó, es una obra que está dirigida a la gente a la que le gusta leer y se deja absorber por la lectura, porque deja mucha imaginación, y hay muchas cosas que se intuyen.